El mercado interno no tuvo ni tendrá problemas de abastecimiento de azúcar.
(Este artículo fue publicado en la edición impresa del diario La Voz del Interior, de Córdoba, el 7 de julio de 2020).
En la Argentina, el azúcar no ha sido ni será un riesgo para la seguridad alimentaria, ni por cantidad ni por precio. Por el contrario, actúa como facilitador de la seguridad alimentaria. La afirmación responde a las preguntas que se formuló el periodista Walter Giannoni en el artículo publicado en la edición de La Voz del pasado domingo 21 de junio, bajo el título “Seguridad alimentaria: ¿será mejor ahorrar en azúcar que en dólares?”.
En primer lugar, Argentina es un país de producción azucarera excedentaria, es decir, produce bastante más que lo que demanda el mercado interno. Esto explica la posibilidad de exportar y de destinar parte de su producción a elaborar bioetanol para su mezcla con naftas. Por eso, el mercado interno no tuvo ni tendrá problemas de abastecimiento.
Por otro lado, como otras actividades a las que caracteriza la estacionalidad, en el período de inicio de cosecha y producción suele haber caídas en el precio, que se recomponen en la medida que avanza el año. Esta es la razón por la cual no se deben considerar períodos breves de tiempo para evaluar sus variaciones en el mercado interno.
Si se toma un lapso de tres años, de enero de 2017 a enero de 2020, el kilo de azúcar de primera calidad tuvo un incremento de precios en góndola del 278%, inferior al del IPC-alimentos, que fue del 283% (dic. 2016 a dic. 2019). En el mismo período, otros productos de la canasta básica, como el kilo de harina, los 500 gramos de arroz y el kilo de yerba mate, experimentaron aumentos sustancialmente superiores, de 482%, 334% y 434%, respectivamente. En consecuencia, el azúcar no ha sido un riesgo para la seguridad alimentaria.
Por otro lado, toda la caña de azúcar de los 8.100 productores se comercializa a los ingenios azucareros a través del régimen de maquila, por el cual el productor recibe más del 50% del valor del azúcar que se elabora con ella; es decir, el mercado de azúcar es muy abierto, con múltiples oferentes (y múltiples demandantes), por lo que pronosticar precios es imposible.
En cuanto al bioetanol, las inversiones realizadas incrementaron de manera significativa la capacidad de producción, que, combinada con la drástica caída del consumo de naftas como consecuencia de la emergencia sanitaria, ha puesto a la industria en una capacidad ociosa del 30%. Por esta razón, se ha expresado a las autoridades nacionales el interés de que el corte en naftas sea elevado del 12% actual al 15%.
Esperamos que esto se logre, para bien de quienes participan del proceso de elaboración del bioetanol de caña de azúcar y de maíz, en lo que se destaca la provincia de Córdoba.